Las cerezas, junto con las manzanas o las granadas, son una de las frutas que más destacan por su riqueza en antioxidantes, los responsables de su color rojo. Consumir cerezas te ayudará a mantener una piel más joven y lisa, a combatir los efectos del sol y el envejecimiento.
Un puñado de 10 cerezas tan sólo aporta 24 calorías y unos 5 gramos de azúcar, por lo que son aptas para cualquier persona, incluso aquellas que quieran bajar de peso o sean diabéticas. A pesar de su bajo aporte calórico, las cerezas sí aportan muchas vitaminas y minerales.
Las cerezas contienen melatonina, triptófano y serotonina, tres compuestos relacionados directamente con los ciclos de sueño y vigilia y con la sensación de relajación. Tomar un zumo de cereza antes de irse a la cama puede convertirse en la solución para los problemas de insomnio.
Las cerezas son, junto con el plátano y el melón, las frutas que más potasio contienen. Este mineral reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y protege directamente el corazón.
Las cerezas son un excelente depurativo, que favorecen la eliminación de líquidos y otras sustancias tóxicas del organismo, como el ácido úrico. Por ello, también pueden ayudar a bajar de peso.
Las cerezas poseen propiedades analgésicas, lo que las convierte en un remedio natural eficaz para aliviar el dolor producido por enfermedades como la artritis reumatoide, la artrosis y otras dolencias más leves, como tendinitis.